En parte de la opinión pública subyace la idea de que agricultura y minería son incompatibles, pero esta última puede ser ambientalmente sustentable.
Es moneda común de quienes acusan a la industria minera, sostener que donde hay una mina no puede existir una zona de explotación agrícola. Los argumentos esgrimidos se resumen en económicos y ambientales, pero ambos pueden ser revertidos fácilmente si tenemos en cuenta que:
• La minería aporta cerca del 50% de sus ingresos en impuestos, y los beneficios impositivos de que goza son similares a los de otras actividades.
• La minería responsable es sustentable.
Si hablamos de daños, el único daño que la minería puede hacerle a la agricultura es el daño salarial.
La minería abona el salario medio más alto de la economía: 5,7 veces el salario medio rural en blanco, es decir, sin tener en cuenta a los trabajadores temporarios, en negro e infantil del agro.
Cuando una empresa minera contrata peones, ayudantes de geólogo o de perforación en el campo, pasan a ganar 4 o 5 veces más de lo que ganaban en la finca, en blanco, con ART, vacaciones, ropa de trabajo, alojamiento y comida. La minería marca un piso salarial que el agro muchas veces, no puede sostener.
Por eso es clave que la minería y la agricultura logren unirse, y que lo hagan en plena armonía.
Coexistencia, unión, armonía no son sólo palabras. Son un todo complejo que nos permite pensar el presente y el futuro productivo de nuestro país. Y como en cualquier instancia industrial, un apropiado control ambiental es la clave para que ambas industrias puedan trabajar armónicamente.
Los países tienen que desarrollarse y la minería es una de las grandes herramientas que tiene el mundo para poder crecer y desarrollarse a nivel tecnológico. El binomio desarrollo y cuidado del medio ambiente tiene que operar de manera paralela y sinérgica.
Y en este caso, la agricultura y la minería son industrias cuyo potencial es indudable, y por lo tanto su explotación estratégica y conjunta es beneficiosa para el desarrollo del país. Sería triste que, por cuidar el ambiente de un modo extremista, llegáramos a la inmovilidad del desarrollo de la comunidad.
Fuente: Derribando mitos sobre minería
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