domingo, 15 de mayo de 2011

¿Mineria vs. Medio ambiente?

La relación entre minería y medio ambiente está en uno de los momentos mas candentes y calientes. La Ley de Glaciares, que está en discusión en el Congreso y que también está paseando por los medios masivos de comunicación, se erige como uno de los temas que pone cara a cara intereses de sectores que en apariencia serían irreconciliables.
Veamos, a los fines de enriquecer el debate algunas miradas al respecto. No tiene sentido excluir miradas, ni excluir posturas, menos aun avanzar hacia formatos que se inclinen por un lado perjudicando al otro. Hay que proyectar un modelo win win, donde todos ganen, una plataforma en la que la sociedad argentina se vea favorecida.

Una Mirada integradora

Manuel Benítez, Presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), posee un mirada muy puntual: no es conveniente una ley que esté contra la producción.
Ahora bien, propender hacia un esquema productivo no significa no proteger el medio ambiente. No son cuestiones que se autoexcluyen. En rigor, la Ley de Glaciares es de vital trascendencia para la sociedad en su conjunto, dado que es esencial poseer una norma que asegure la protección de estos cuerpos contemplando el plexo normativo provincial y nacional que ya existe sobre la protección del agua.
Esta Ley, sostiene Benítez, tiene y debe ser la mejor y la que efectivamente asegure la protección de los glaciares; pero al mismo tiempo no debe de manera alguna conspirar contra el desarrollo efectivo de provincias cordilleranas. En suma: no se puede caer en falsas antinomias entre actividades productivas y cuidado del medio ambiente.?
El problema con el proyecto de ley en discusión es que “no sólo prohíbe la minería, sino también otras actividades igualmente fundamentales para el desarrollo de muchas regiones argentinas, tales como la construcción de caminos, el aprovechamiento de la energía hidroeléctrica y toda otra actividad industrial o de infraestructura que se plantee en la zona denominada `periglaciar´, de peligrosa amplitud conceptual y definición imprecise”.
El pensamiento de Benítez trata de ser lo mas amplio y contenedor posible, y por ello considera que lo que la Argentina necesita es una Ley de Protección de Glaciares y no una norma antiproductiva o antiminera.?
Claro está que el potencial minero argentino es grande, y la oportunidad de desarrollarlo para lograr un amplio esplendor parece estar a la vuelta de la esquina. De acuerdo con información que brinda Benítez, el año pasado, se invirtieron en la minería argentina un total de nada menos que u$s 750 millones, que generaron 8.000 empleos y dieron trabajo a más de 750 pequeñas y medianas empresas que hoy son proveedoras nacionales de la minería local. Ademas del lanzamiento de Pascua Lama, el primer emprendimiento binacional del mundo entre Argentina y Chile, el último año comenzaron a rodar cuatro nuevos proyectos de escala internacional: Manantial Espejo en Santa Cruz, Gualcamayo en San Juan, Sierra Grande en Río Negro y Pirquitas en Jujuy.
Poniendo un ojo mas fino sobre las inversiones previstas y en curso podemos obtener un panorama mas preciso: 
• la compañía australiana Troy Resources está invirtiendo en el proyecto Casposo 115 millones de dólares, que generan otros 3.000 empleos. 
• la australiana Andean Resources confirmó la inversión de u$s 315 millones para la construcción del proyecto Cerro Negro; 
• la empresa brasileña Vale está avanzando en el proyecto Potasio Río Colorado, en Mendoza, con una inversión cercana a u$s 3.000 millones. ?
En los términos planteados por Benítez esto demuestra una industria en acción y en franco crecimiento. Pero la minería posee otros valores, entre los que podemos encontrar los siguientes: 
• la industria minera nacional es la primera en reconocer el valor de sus trabajadores, cuyos salarios están al tope de la lista de los sectores mejor pagos dentro de la economía local. 
• la utilización de tecnología de vanguardia tambien es una de las características de su excelencia. Esta tecnología de última generación hace que la minería metalífera sea absolutamente responsable en materia ambiental. 
• la minería paga todos los impuestos y contribuciones nacionales, provinciales y municipales que corresponden, entre los que se cuentan Ganancias, Rentas provinciales, cargas sociales, entre otros. 
• es la única actividad que ya tiene una ley ambiental específica y que cuenta con la mayor cantidad de controles cruzados.
Las proyecciones realizadas para el año 2015 suponen que habrá exportaciones por u$s 7.600 millones, y a esto sumar 10.400 millones de inversión y alcanzar los 9.800 millones de producción. Esto conforma un escenario por demas interesante si se tiene en cuenta que hace cinco años se alcanzaba algo más de u$s 1.000 millones.
Según Benítez existen muchos países en el mundo “que forjaron un desarrollo sustentable en los cuales la minería fue y es una columna fundamental de inversión, desarrollo regional, y expansión de fronteras (Canadá, Australia, Chile; EE. UU., Brasil, Perú, etc). Nuestro país, y fundamentalmente la gente, se merece contar con una industria minera sólida y expansiva, generando recursos genuinos y trabajo.”?

Otra Mirada

La otra postura que aquí reponemos enuncia casi todo en su título: “Para detener la amenaza sobre nuestro ecosistema”,?y está rubricada por Maristella Svampa socióloga e investigadora del Conicet, y Enrique Viale, presidente Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas.
Este documento es contundente en sus palabras, acusaciones, y en su orden argumental: “La Ley de Protección de Glaciares, aprobada en general por la Cámara de Diputados, es un paso importante para el resguardo de nuestros recursos hídricos y la defensa del ecosistema de nuestra cordillera, hoy amenazado por el avance de la mega-minería metalífera.”?
Continúa sosteniendo que mencionada “ley conoció el veto presidencial en 2008, y debió enfrentar la ofensiva oficialista, de la mano del proyecto del senador Daniel Filmus, más permisivo, tal como pretendía el lobby minero.?Semanas atrás, la norma fue aprobada en general y en particular (sólo hasta el artículo 5°) con un articulado que amplía el carácter protector de la norma vetada. La ausencia del bloque oficialista y la irresponsabilidad de una parte de la oposición, en la sesión del miércoles pasado, no permitió aún que dicha ley obtenga media sanción.?La sanción de esta ley, inspirada en los principios básicos del derecho ambiental, ilustra el avance de las luchas socioambientales de las Asambleas Ciudadanas, así como una saludable apertura de la agenda parlamentaria, gracias al accionar de legisladores conscientes del carácter depredador de este tipo de actividades extractivas.”?
Uno de los puntos mas Fuertes de la estrategia es la cuestión vinculada al agua: “en toda América latina asistimos a luchas en contra de la megaminería transnacional, en protección del agua como el mayor bien común, protagonizadas por centenares de ciudadanos y comunidades, violentadas en sus derechos y afectadas por este tipo de actividad que consume hasta 100 millones de litros de agua por día (como Bajo La Alumbrera, en Catamarca). Asimismo, los daños ambientales producidos por este tipo de minería están suficientemente probados; tan es así que el Parlamento Europeo, en su Resolución del 5 de mayo de 2010, recomendó la prohibición general del uso de las tecnologías mineras a base de cianuro en la Unión Europa.” ?
Finalmente, la esgrima retórica del sector ambientalista hace pie la cuestión poliítica, y allí aparece el apuntalamiento hacia el Gobierno nacional: “la reciente fotografía de la presidenta Cristina F. de Kirchner, en Canadá, junto a los directivos de la Barrick y los gobernadores pro-mineros oficialistas, el gobierno nacional inició una campaña en favor de la megaminería, como lo muestra un video difundido por la web del Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, que minimiza el daño ambiental. En suma, no estamos ante un debate menor, ya que los intereses económicos en juego son enormes. La sanción de esta ley nacional, que apunta a la preservación del agua y de nuestros bienes naturales, puede ser un primer paso para poner coto a las corporaciones transnacionales y desenmascarar el simulado discurso federalista de las provincias mineras, así como el falso discurso progresista del gobierno nacional.”
En suma, aquí pudimos observar las dos posturas alrededor de la cuestión: por un lado, la minería asociada con la productividad y el bienestar de las provincias, y la otra vinculada a todo el daño que supuestamente la megaminería le hace al ambiente. Lo que queda es buscar alternativas superadoras que integren las posibilidades productivas de un país y que las mismas sean responsables con el medio ambiente, en el presente pero también en el largo plazo.

(Fundamin)

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